Puntos: | ★★★★★ |
Categoría: | Cine |
Género: | Drama |
Mirta Guelman says:
November 19, 2009 at 3:16 am
“El solista”, debiera ser percibido, conjugando los órganos de todos los sentidos. Se basa en una historia real, escrita por Steve Lopez, columnista del diario Los Ángeles Times (que los jóvenes ya no leen). El espectador disfrutará, la música, la actuación, la fotografía y quizás podrá visualizar, la “tenaza” de la injusticia social. El relato dibuja el simétrico vínculo (siempre debiera serlo), entre un periodista y un mendigo, que comparten la pasión por la música e intercambian en el riñón de sus realidades, el sueño de desmentir el pasado y el porvenir. No se trata de alguien que ayuda o se conmueve por el “otro” al que la vida le duele, ambos se influencian osmóticamente y recuperan “la humildad”, la lealtad y la defensa de las pasiones humanas, en una sociedad cada vez más desnutrida de comprensión y “pobreza de atención”.
Conmueven las magistrales tomas fotográficas, de la micro y macrovida, valga de ejemplo, dos palomas que sobrevuelan, las alienadas autopistas de Los Ángeles, transportadas por Beethoven. El film también da cuenta, de la actual política hipócrita y oportunista, de quienes necesitan su fotografía en la tapa de un diario y redactan promesas jamás cumplidas, mientras “limpian”, la atestada calle representativa de los 90.000 homeless, que produce esa ciudad. Aquí no cuantificamos los que están “en situación de calle” (eufemismo de intelectuales), pero también barremos o trasladamos para construir edificios más lucrativos…
Ninguno de los protagonistas, puede desprenderse de sus objetos o “bienes” materiales, animizados e indispensables: ni el celular y el auto, ortopedizados, ni el carro del mercado cargado, exhibiendo el cartel del colegio Julliard, lugar incapaz de retenerlo, no abortarlo ni abandonarlo. Por eso, el pasaje del violín de dos cuerdas al anhelado cello, capaz de transportar a cualquier cielo de una remota ilusión, no logra el retorno al equilibrio terrenal. Tampoco será eficaz, el diagnóstico o los recursos de la psiquiatría, criticados en el relato de una de las tantas refugiadas de la institución: “a mi tía le aplicaron 14 electroshocks (vuelven a estar de moda), porque no quería coger con mi tío, que le había contagiado enfermedades de las mujeres, con las que salía”
Los únicos niños que aparecen, pertenecen a la pantalla televisada, o lo arrancan de la “bio-grafía” del protagonista, sufriendo, temiendo, llorando o enloqueciendo. En este mundo, mientras se recitan tantos derechos, los niños están desapareciendo y pocos lo están percibiendo. Ahora comprendo, porqué mi madre, al poner en mis manos, el primer libro que debía leer: “La cabaña del tío Tom” dijo: no solo es cuestión del color de la piel…
Mirta Guelman de Javkin (me gustó su visión de ésta obra)
3 comentarios:
Tendremos que verla.
La anoto como "pendiente"
Aún no ha llegado aquí. A ver y disfrutar seguro
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