Donde las Águilas se Atreven (1968)


Puntos:★★★★★
Categoría:Cine
Género: Bélico
Otra gran producción en pantalla D-150, con SensoRound y orquestaciones monumentales, interpretando la música de Ron Goodwin. Hoy ya olvidamos que éste formato: era para pantallas gigantes que nos metían adentro de la acción. Cuando fracasó aquel intento de 3D con lentes azules y rojos, por los dolores de cabeza y los ataques epilépticos que provocaban, se fueron a integrar la visión periférica con pantallas envolventes. El realismo era mayor y sin consecuencias negativas (siempre y cuando no acaudillara a mi banda de gañanes). Al pasar éstos formatos monumentales a video, quedaron bandas negras arriba y abajo. Primero, cortaron los extremos de la imágen para llenar la mini-pantalla de TV; después apareció el DVD, y después las pantallas planas, tan anchas como el formato D-150, PERO en miniatura (sin visón periférica). La integración original tan perdida, no la logran resucitar ni con la cacareada 3D, cuyas gafas producen monumentales dolores de cabeza (sin mencionar su costo tan prohibitivo).

El vuelo inicial con una "Tante Ju" de noche entre los Alpes, es filmación real, (como mi primer vuelo por la sierra de Navarra, aquél Enero del '50) ··· Claro, también llevé a mis gañanes de la VW, aplaudiendo como locos (pobre público) y vitoreando a grito pelado, ante cada escena con Kubelwagens. Éste vuelo inicial con un Junkers Ju-52/3m, me trajo vívidos recuerdos:

Sobreviviente de una mala guerra, viví en Pamplona mis primeros años de buena paz. Cumpliendo los siete años, mi regalo cumpleañero fué tener el sistema digestivo quemado. Era el "piloto de pruebas" del Matasanos local; o me curaba el Sarampión a saturación de sulfas, o el Sarampión se buscaba otro piloto que no se muriera como yo, por tales pruebas: la Ciencia debía seguir su irremediable curso y los "conejillos de indias" andábamos nada escasos.

Mi hada Angela (a través de mi tío Otto, famoso por su rescate a Musolini), tomó el mando de una Tante Ju 52/3m Ibérica, para volarnos a Madrid. Otro Matasanos compadre de mi padre, recién arribado de un Tibet donde ni las Sulfas conocían, también me tomó como piloto de pruebas, saturándome con arroz; mientras, él esperaba su turno a las Américas viviendo como adivino con turbante, entre calles repletas de gitanas color la Morena mi hada Angela y con la buenaventura galopando por todas las líneas de nuestras manos.

Regresamos a vivir en Pamplona por dos años más; el primer año desayunando arroz, comiendo arroz y cenando arroz. La única opción al arroz era el agua y toda la que quisiera. Cual conde de Montecristo asilado sin pagar renta en el Château d'If. Después, nos mudamos a Madrid por cuatro años, donde poco a poco empecé a comer algo más que arroz y agua. Sesos, hígado, salmonete, merluza ··· pero las ensaladas y verduras crudas casi no las digería. Las papas (patatas) me encantaban, las frutas ni digamos. El chocolate, la crema chantilly, los huevos de gallina ··· bueno: todo lo que más me gustara, o estaba estrictamente prohibido o era volver a empezar desde arroz y agua. No es que no aprecie al conde de Montecristo, palabra. Nada más que me gusta la variedad, que soy alérgico a la monotonía gastronómica.

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