VIII - el Verano

Éste capítulo es corto porque el Verano transitó velozmente, con un Sol ardiente y Noches llenas de Estrellas. Siempre pasa rápido el Tiempo cuando estamos felices. El Tiempo es un ser difícil: cuando queremos que se prolongue se ponga lento y dure otro poco más, corre tan deprisa que ni sentimos pasar las horas. Cuando queremos que vuele pronto más rapido que el pensamiento porque sufrimos o estamos en mal momento, se vuelve lento y largo al desfilar sus horas.

Corto fué el Tiempo de Verano para el Gato y la Golondrina. Gozaron compartiendo paseos vagabundos por el Parque, con largas confidencias a la sombra de los arboles, con sonrisas, con palabras murmuradas, con miradas tímidas compartiendo confesiones y algunas desavenencias también...

No sé si desavenencias sería la palabra correcta. Me explico: a veces la Golondrina notaba al Gato algo más abatido, con los bigotes mustios y ojos aún mas pardos. La causa no era otra sino que la Golondrina salía con el Ruiseñor, con quien conversaba o llevaba clases de canto -el Ruiseñor era su maestro. La Golondrina no entendia la actitud del Gato, aquellas tristezas repentinas que se prolongaban en silencios difíciles. Entre ella y el Gato jamás habían compartido una palabra de amor: por otro lado según dicen, la Golondrina consideraba al Ruiseñor como un hermano.

Un día que la clase de canto se alargó más Tiempo que'l de costumbre -cuando los bigotes del Gato estaban tan marchitos que tocaban el suelo- ella le pidió que explicara aquella tristeza. El Gato respondió:

*Si yo no fuera un Gato, pediría que te cases conmigo…*

La Golondrina se quedó callada con un silencio de profunda Noche. ¿Sorprendida? No lo creo, ella habría adivinado lo que pasaba en el corazón del Gato. ¿Enfadada? No lo creo tampoco, aquellas palabras fueron agradables para su corazón. Mas tenía miedo. Él era un Gato y los Gatos son enemigos irreconciliables de las Golondrinas.

Voló tan cerca sobre el Gato Rayado que al tocarlo levemente con su ala izquierda, él pudo oir los latidos del pequeño corazón de la Golondrina Sinhá. Ella comenzó a elevarse y desde lejos lo miró, en ése último día de Verano.


el Gato Rayado y la Golondrina Sinhá :

3 comentarios:

Isabel Drake (temible pirata) dijo...

¡Cómo me gusta esto que cuetnas del tiempo,del la golondrina y del gato!
¡Que abandonadas tengo tus lecturas ...con todo lo que me gustan!
Tonta soy que no he venido a verte, con lo bonitos que son tus cuentos Lobo!!!!!!!

un Autista Dislèxico dijo...

Oye Capitana, que el cuento es de Jorge Amado...

AGURTZANE SANCHEZ dijo...

Y bonito cuento no crees?